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29/07/2019

Behavioral en epoca de modernidad liquida

Como pensamos nuestra empresa

Me he encontrado en innumerables situaciones, ante los cuestionamientos de mis clientes sobre problemáticas puntuales de la gestión de sus empresas, con respuestas basadas en análisis del contexto externo, sostenidos sobre estadísticas exhaustivas y abundante plataformas de datos para justificar las decisiones y estrategias para con sus mercados, pero escasean las respuestas ante la simple pregunta ¿como estás pensando tu empresa? O en realidad ¿estás pensando tu empresa?, la intención de esta simple pregunta no esta dirigida a la inserción de la empresa en su contexto, sino a la realidad intrínseca de la misma, más allá de su propia cultura, entendiendo su formación constitutiva.

Pensar la empresa es entender como se construye significado dentro de nuestra organización. Sostiene el profesor Ernesto Gore “la acción individual es guiada por las representaciones de la acción colectiva que tiene la persona que la realiza. La representación habla de lo que suponemos que otros harán con lo que hagamos” 1. Por lo tanto, para poder pensar nuestra empresa debemos analizar las representaciones que los individuos que conforman la cultura tienen de sus vínculos y no solo los vínculos ente los individuos que la integran. Esto se torna una mirada indispensable para la implementación de los programas de Compliance y entender de que hablamos cuando hablamos de conductas o behavioral. Lo que cada individuo decida en su acción estará sujeto mucho más, con la representación del vínculo que los une en su cultura organizacional que con lo que se considere permitido o con las acciones consideradas lógicas dentro del contexto.

Hoy las gerencias se encuentran navegando en multiplicidad de acciones a las cuales intentan poner en orden, para darle sentido al curso de sus acciones, tratando de adaptarse en estos tiempos “líquidos” y luchando en términos de Zygmunt Bauman con el “síndrome de la impaciencia”, ese estado de ánimo que considera inaceptable el gasto del tiempo, abandonando el concepto de la adquisición de conocimiento significativo duradero, viendo a la educación y capacitación como un producto y no como un proceso, donde las respuestas a las soluciones de las estrategias son efímeras. Dice Bauman “Cuando una cantidad cada vez más grande de información se distribuye a una velocidad cada vez más alta, la creación de secuencias narrativas, ordenadas y progresivas, se hace paulatinamente más dificultosa. La fragmentación amenaza con devenir hegémonica. Y esto tiene consecuencias en el modo en que nos relacionamos con el conocimiento, con el trabajo y con el estilo de vida en un sentido amplio.”2 Por lo tanto hoy el desafío es pensar nuestra empresa en este escenario.

La constante repetición de tareas sin reflexión, se convierte en la lógica disciplinaria en términos de Foucault, la cual se torna contraproducente y nos conduce a las mismas respuestas ante los mismos problemas. Este es el “habitus” que debemos romper, identificar para poder modificar las estructuras generadas por la propia cultura, que son regentes y estructurantes de las formas de actuar del individuo, el “que” y “como” actúa y como se vincula con el otro. Pensar nuestra empresa implica identificar los elementos comunes de nuestra cultura organizativa que conforman los condicionamientos estructurantes idénticos que representan y constituyen una cultura común. Este “habitus” que Bordieu atribuye a la arbitrariedad cultural de la reproducción que necesita de la fuerza que proporciona la violencia simbólica, que es direccionada desde un poder cargado de arbitrariedad cultural, la cual es propia también y se puede reflejar de cada cultura organizativa.

Reconocer constitutivamente nuestra cultura, en una época donde los empleos son efímeros, donde los mercados son cada ve mas exigentes nos llevan a dar respuestas cada ves más rápidas y con menos tiempo de reacción, donde los planteos hacia trabajadores con tareas multifacéticas, con alta volatilidad y exigencia de desarrollar la capacidad de reinventarse y exigiendo una entrega y lealtad total aun cuando saben que pueden ser reemplazadas en cualquier instante si no cumplen con las expectativas, nos demanda un pensamiento y conocimiento cada vez mas profundo de nuestra organización para reconocer si la cultura de nuestra empresa esta alineada con las exigencias y los cambios que los mercados actuales exigen.

Ese debe ser nuestro punto de partida, para una vez reconocidos nuestros alcances y limitaciones poder sí mirar el afuera, el entorno en el cual debemos insertarnos y dar respuestas. En este sentido este camino es bidireccional, en tanto comprende y se nutre al mismo tiempo, de la capacidad de análisis del entorno y de la capacidad de conocer quienes somos y que queremos, para entender si podemos hacerlo y cual es el camino.

Lic. Santobuono Damián

*1- Ernesto Gore – 2013 – El próximo managment – Ediciones GRANICA – Buenos aires.

*2- Bauman, Z.- 2013 -Sobre la educación en un mundo líquido: conversaciones con Ricardo Mazzeo-Buenos Aires-Paidós.

 

 


 
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