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29/09/2017

La percepción de la corrupción

La décima encuesta de Proética, Capitulo Peruano de Transparencia Internacional, sobre percepción de la corrupción en el Perú, arroja resultados que deben motivar una reflexión: ¿lo que piensa la ciudadanía sobre este problema responde a la acción de los diferentes poderes del Estado para combatirla?

 

El primer aspecto que salta a la vista es el gran impacto que ha tenido el caso Lava Jato en el aumento de la percepción ciudadana respecto a la corrupción como un problema en el país. Este escándalo fue originado por el pago de sobornos realizado por empresas brasileñas para hacerse de obras públicas.


En otras palabras, si bien la corrupción es percibida como el segundo problema más importante después de la delincuencia, la brecha entre ambas se ha acortado significativamente entre el 2015 y el 2017.


Así tenemos que la delincuencia bajó cinco puntos, de 62% a 57%, mientras que la corrupción aumentó seis, de 46% a 52%, confirmando su tendencia al alza, pero además este mal se ubica en el primer lugar (53%) en el interior del país, tres puntos por encima de la delincuencia.


El sondeo revela que el 61% de los encuestados consideran que el principal efecto negativo del caso Lava Jato tiene que ver con la pérdida de confianza en el Estado, mientras que un 49% lo señala como uno de los causantes del menor crecimiento económico.

En el caso Lava Jato habría que decir que se trata de una epidemia que ha golpeado a varios países de la región, no solo al Perú, y si bien existen diversas opiniones, a favor y en contra, de la actuación de la Fiscalía y el Poder Judicial en este proceso, lo concreto es que hay una investigación en marcha.


Tenemos a un ex presidente de la República y un ex gobernador regional con detención preventiva, a otro expresidente con orden de captura internacional; además de viceministros y funcionarios de menor jerarquía tras las rejas, y dos ex candidatos presidenciales investigados. El caso Lava Jato nos plantea varios retos, pero estamos aprendiendo la lección.


Otros datos que resaltan en la encuesta de Proética es que el rechazo a la corrupción subió de 40% a 50% en dos años; que el 15% cree que es algo “necesario” para el crecimiento económico, (menos que el 50% del 2015), y –aquí viene lo grave– el 22% considera que no se debe sancionar a los corruptos si hacen obras en beneficio de la población, porcentaje superior al 13% del estudio previo.

 


Es decir, el consuelo de “Roba pero hace obra” no ha desaparecido; por el contrario, esta actitud complaciente con la autoridad corrupta, pero supuestamente eficaz, ha aumentado casi el doble entre los peruanos. Frente a estos estimados, urge una política de concientización ciudadana sobre la intolerancia que debemos tener ante este problema.

La encuesta de Proética trae más resultados sobre los que iremos meditando más adelante, pero lo trascendental es enfrentar el problema y plantear soluciones.

 

El primer aspecto que salta a la vista es el gran impacto que ha tenido el caso Lava Jato en el aumento de la percepción ciudadana respecto a la corrupción, como el segundo problema en el país. 

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