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15/02/2021

El Compliance no es un gasto, sino una inversión


Autora: Sonia Quintana Martín. Legal Compliance Specialist en BILANX COMPLIANCE

“Si cree que el Compliance es caro, pruebe a no tenerlo”. Estas palabras fueron pronunciadas por Paul McNulty, ex Fiscal General Adjunto de Estados Unidos. Y no pueden ser más certeras.

Es indudable que el Compliance, como cualquier otro servicio, implica un coste. Su finalidad es evitar la comisión de delitos en el seno de la persona jurídica. Y, para ello, es necesario destinar una serie de recursos, tanto económicos, como humanos y técnicos.

De hecho, cuando el objetivo aludido no ha podido ser cumplido, los tribunales, en el momento de decidir sobre la exención o atenuación de la responsabilidad penal de la persona jurídica, analizan en profundidad la suficiencia de la partida presupuestaria destinada a Compliance.

Por tanto, contar con un Programa de Cumplimiento Penal eficaz puede evitar la imposición de multas millonarias a la organización, así como la inhabilitación para obtener subvenciones o para contratar con el sector público. Incluso, puede impedir la disolución de la propia persona jurídica.

Si ahora te formulo la siguiente pregunta: “¿En España existe la pena de muerte?”, apuesto a que tu respuesta será rotundamente negativa. Y llevas razón, pero a medias. El artículo 15 de nuestra Constitución prohíbe dicha pena (salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra), proclamando que todos tenemos derecho a la vida y a la integridad física y moral. Sin embargo, si lo pensamos bien, la pena de disolución de la persona jurídica implica su propia muerte. Se extingue. Deja de existir.

No obstante todo lo anterior, conviene recordar que existe una pena no escrita que puede ser mucho más letal que las que están tipificadas en el Código Penal: el daño reputacional. Cuando los medios de comunicación publican un escándalo empresarial sentenciado por un juez, ya sí que no hay marcha atrás.



Se produce la absoluta pérdida de confianza de inversores, clientes, proveedores y empleados. Y ello se traduce en el desplome de los ingresos (y del valor de las acciones, en el caso de las empresas que cotizan en Bolsa), pudiendo dar lugar a la propia pena de muerte de la persona jurídica de la que hablábamos. Es evidente: la gente no quiere contratar con delincuentes.

 

De todo lo expuesto se llega a la incuestionable conclusión de que destinar dinero a Compliance no es un gasto, sino una inversión, puesto que la organización termina ahorrando costes. El riesgo de comisión de delitos está presente en todas y cada una de las empresas, incluidas las PYMES, ya que se trata de una característica implícita e indesligable de cualquier actividad económica. 

 


 
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