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28/02/2025

Rescatan a miles de extranjeros de la capital asiática del ciberfraude

Fueron atraídos con engaños a Shwe Kokko para colaborar en estafas telefónicas e informáticas

Cientos de trabajadores extranjeros han sido rescatados esta semana de Shwe Kokko, ciudad birmana que se estaba convirtiendo en capital asiática de las estafas telefónicas y el ciberfraude. Se espera que sean millares en cuestión de días. El colectivo chino, en una primera remesa de ochocientos individuos, ha empezado a ser repatriado este mismo jueves, en aviones fletados expresamente por Pekín. Estos despegan del aeropuerto de Mae Sot, la ciudad tailandesa más cercana, que acoge temporalmente a evacuados de veinte nacionalidades, con abundancia de indios y etíopes, pero también indonesios, nigerianos, brasileños o bengalíes.

Todos ellos declaran haber sido engañados con generosas ofertas de empleo en Tailandia, relacionadas con el marketing telefónico. Pronto descubrieron que en realidad era en la convulsa Birmania y a las órdenes de mafiosos chinos, bajo la presunta protección de una de las narcoguerrillas étnicas del país.

Shwe Kokko -en el distrito de Myawaddy- prometía emerger de la jungla del este de Birmania como un sueño inmobilario, una smart-city. Pero ha sido una pesadilla para la mayoría de sus empleados y la ruina para sus miles de víctimas, en varios países, pero con China en la diana. El trabajo consistía a menudo en contactar en redes sociales con la víctima potencial, flirtear incluso, antes de ofrecerle una inversión “infalible” en criptomonedas.

Cuando no cumplían la cuota marcada, estos inmigrantes eran golpeados por militantes del Ejército Budista Demócrata Karen, que se escindió hace décadas del Ejército de Liberación Nacional Karen dominado por cristianos baptistas. Muchos mostraban esta semana los moratones, producto de azotes y electrochoques. Con el pasaporte retenido y las deudas contraídas con agentes, dicen, no tenían más alternativa que seguir estafando. “A las mujeres les daban la opción de prostituirse”, explica un exempleado.

Eso mismo relataron dos tailandesas que lograron huir a nado hace unos meses. Según ellas, debía haber unas trescientas compatriotas más retenidas. Muchas otras son chinas, trabajando a la sombra de los nueve casinos de Shwe Kokko y en otros de artificios parecidos. Como KK Park, que contaría con la participación de un famoso mafioso macaense, Diente Roto, de la poderosa tríada 14k de Hong Kong, sobre el que ya se rodó una película.

En ambos complejos, el principal impulsor sería el mismo: She Zhijiang, un magnate chino que se curtió en las apuestas online en Filipinas, antes de abrir casinos en Camboya. Hasta que las presiones de Pekín sobre Phnom Penh le convencieron de que era mejor trasladarse a Birmania para construir, en un lugar remoto y alejado de la frontera china, Nueva Yatai, nombre oficial de la ciudad que ha levantado prácticamente de cero (con un socio minoritario malasio).

Es decir, Shwe Kokko, levantada en tiempo récord durante la segunda mitad de la década democrática en Birmania. Sus mansiones a pie de río se venden como el sueño de cualquier prófugo adinerado reconvertido en nómada digital, aunque pronto se vio que el verdadero negocio no iba a ser ese -ni siquiera los casinos rodeados de boñigas de búfalo- sino las centralitas dedicada a la estafa telefónica y cibernética a escala industrial.

La empresa de She, con sede en Bangkok, está registrada en Hong Kong. El gobierno de Xi Jinping, poco amigo del juego, le buscaba desde 2014 y en 2022 logró su detención y encarcelamiento en Tailandia, aunque todavía no su extradición, ya que, por el camino, logró adquirir un pasaporte camboyano.

La reciente visita a Pekín de la primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, con motivo de los Juegos Asiáticos de Invierno, desencalló la situación en la frontera. Horas antes de ser recibida por el presidente Xi Jinping ordenó que se cortará el suministro de electricidad e internet, pirateado desde Shwe Kokko. Podría no haber sido un golpe fatal, porque cuentan con generadores. Pero la junta militar birmana bloqueó también el aprovisionamiento de combustible, a pesar de que el díscolo Ejército Budista Demócrata Karen es, habitualmente, su aliado.

Esto habría llevado a tirar la toalla al gerifalte de este, “coronel” Saw Chit Thu, que pasó del contrabando de ganado y madera a casero de un estafador global. Ahora se lava las manos por sus ciberestafas - presentándose como un simple arrendador de terrenos al que el arrendatario le ha salido rana- y promete que todos los extranjeros irregulares, “unos diez mil”, serán puestos a disposición de la policía birmana -que ha vuelto para la ocasión a la vecina Myawaddy- para que esta los entregue a su vez al ejército tailandés para sus respectivas repatriaciones.

El caso es que la situación en Shwe Kokko empezaba a estar fuera de control. Hace pocos meses, un actor secundario chino, relativamente conocido, había acudido para un supuesto casting y terminó secuestrado, en un caso muy mediático en China y en Tailandia, que inmediatamente aceptó deportar a diez ciudadanos chinos implicados. Todo ello, pesa en las cancelaciones de turistas chinos, que irracionalmente temen ser secuestrados durante sus vacaciones en Tailandia.

Los timos telefónicos se han convertido en un asunto de primera magnitud en China, con pérdida de miles de millones de euros. Y muchos chinos saben que los delincuentes se esconden en ciudades remotas construidas ex profeso como Shwe Kokko, donde el yuan circula aún más que la divisa local, donde todos los rótulos están en chino y donde los casinos también juegan su papel en el lavado de dinero negro. El que sale de China y el que se genera en la propia Birmania, primera exportadora de heroína y metanfetamina. El lavado empieza con el propio boom inmobiliario de estas localidades en medio de la nada.

No en vano, Tailandia lleva años observando con una mezcla de inquietud y codicia la aparición, como por arte de magia, de auténticas ciudades alrededor de los casinos, en varios puntos al otro lado de su frontera, como Poipet, en Camboya.

En el Triángulo de Oro, donde se juntan Birmania, Tailandia y Laos, antes primaba la clandestinidad y tráficos de mercancías. Pero ahora despunta, en la orilla laosiana, una flamante ciudad-casino -alrededor del pionero Kings Romans- con torres rutilantes y un desparrame de iluminación que se observa con envidia desde el lado siamés. El tráfico de jugadores y turistas tailandeses, en transbordador, es importante y constante. “Lo tienen todo, juego, mujeres, drogas”, le contaba a este corresponsal un taxista local, acostumbrado a llevar clientes de Bangkok desde el aeropuerto de Chiang Mai -a cuatro horas- hasta el embarcadero del Mekong.

Por todo ello, el contraataque en forma de legalización de los casinos en Tailandia podría llegar en pocas semanas y su apertura, regulada, a principios del próximo año. Algo que Xi se permitió desaconsejar a Paetongtarn. El gobierno de Bangkok no solo piensa en el dinero que se le escapa de los dedos y en los impuestos que deja de recaudar. También quiere su tajada en uno de los mayores pasteles del mundo: los chinos adoran el juego, pero las apuestas están prohibidas en la República Popular de China, con la excepción de Macao (donde Xi también ha apretado las tuercas).

El nido de delincuencia de Shwe Kokko era un secreto a voces, aunque nadie movía un dedo porque las complicidades eran tan abundantes como el dinero negro, aunque este circulara en criptomonedas. Una desconexión de la red eléctrica desde Tailandia, en 2022, fue temporal y parcial. Hasta ahora.

Este jueves fueron repatriados por vía aérea a China -aparentemente sin revisión tailandesa de sus documentos y antecedentes- doscientos ciudadanos chinos. Se espera que lo hagan seiscientos más antes del domingo, hasta alcanzar 1.041 repatriaciones. No está claro cuántos de ellos forman parte de la comunidad china registrada legalmente en Shwe Kokko, que supera las 1200 personas. Para hacer realidad el desmantelamiento de esta ciudad del fraude, China mandó allí en misión especial a uno de sus policías más famosos, viceministro del ramo, tras varios contactos personales en ministerios de Bangkok y Naypyidaw.

En cualquier caso, la cifra total de extranjeros a repatriar en los próximos días ha sido estimada en 7.000 personas por la primera ministra tailandesa. Por lo que la discreción con que algunas capitales están manejando la repatriación de sus ciudadanos tendría que ver con la evidencia de que estaban estafando en gran medida a personas de terceros países.

Simultáneamente, China ha empezado a juzgar esta semana a 23 miembros de la familia Ming, deportados el mes pasado desde Kokang, en la frontera birmana con el gigante asiático. Allí se dedicaban al mismo negocio del juego -en casinos y online- las ciberestafas y la prostitución, al amparo de otra guerrilla étnica. 

Fuente:https://www.lavanguardia.com/

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