Cómo prevenir, detectar y responder al soborno mediante un enfoque estructurado y alineado a estándares internacionales.
¿Está tu organización realmente preparada para prevenir y combatir el soborno, o estás dejando a la suerte tu reputación y cumplimiento normativo?
El soborno es un desafío global que afecta tanto a organizaciones públicas como privadas, dañando la confianza en los sistemas económicos y sociales. Ante esta problemática, la norma ISO 37001:2016 surge como una herramienta esencial para que las organizaciones puedan prevenir, detectar y responder de manera efectiva a los riesgos asociados al soborno. Este artículo presenta las claves para implementar un sistema de gestión antisoborno eficaz: comprender el contexto de la organización, garantizar el liderazgo y compromiso de la alta dirección, identificar y evaluar los riesgos de soborno, establecer controles operativos adecuados, promover la capacitación y sensibilización, implementar canales de denuncia y medidas disciplinarias, realizar monitoreo y auditorías periódicas, y fomentar la mejora continua. A continuación, exploraremos cada una de estas claves en detalle, destacando cómo pueden fortalecer la cultura de integridad organizacional y garantizar el cumplimiento normativo.
El primer paso en la implementación de la norma ISO 37001 es realizar un análisis exhaustivo del contexto interno y externo de la organización. Esto implica identificar los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ambientales y legales (PESTEL) que puedan influir en los riesgos de soborno. Además, es fundamental comprender las necesidades y expectativas de las partes interesadas, tales como empleados, clientes, proveedores y reguladores (ISO, 37001:2016).
La alta dirección juega un papel crucial en el éxito del sistema de gestión antisoborno. Según la norma, el liderazgo debe demostrar un compromiso visible con la integridad, establecer una política antisoborno clara y asignar recursos adecuados para su implementación. Además, es necesario designar un responsable de cumplimiento (Compliance Officer) con autoridad y competencias suficientes para supervisar el sistema (ISO, 2016).
Un elemento central de ISO 37001 es la realización de una evaluación de riesgos específica para el soborno. Este análisis permite identificar áreas críticas, como interacciones con funcionarios públicos, procesos de contratación o relaciones con socios comerciales. La evaluación debe ser dinámica y considerar factores como la complejidad de las operaciones, la ubicación geográfica y las obligaciones legales aplicables (Rodríguez & López, 2020).
La norma establece que las organizaciones deben implementar controles específicos para mitigar los riesgos de soborno identificados. Entre los controles recomendados se encuentran:
Un sistema de gestión antisoborno solo será efectivo si los empleados comprenden sus responsabilidades y las implicaciones del soborno. La capacitación debe ser continua, adaptada a los diferentes roles dentro de la organización e incluir ejemplos prácticos que permitan identificar y reportar posibles incidentes de soborno (Gómez & Martín, 2019).
La creación de canales de denuncia seguros, anónimos y accesibles es esencial para detectar y responder a posibles actos de soborno. Además, la organización debe establecer medidas disciplinarias proporcionales que refuercen el cumplimiento de la política antisoborno y sirvan como disuasión efectiva (ISO, 37001:2016).
Un sistema eficaz requiere un monitoreo constante y la realización de auditorías periódicas para garantizar su funcionamiento. Estas auditorías deben ser independientes y considerar todos los elementos del sistema, desde los controles financieros hasta la gestión de denuncias. La mejora continua se logra mediante la revisión de los resultados de las auditorías, la retroalimentación de las partes interesadas y la actualización de las políticas y procedimientos (Pérez & Sánchez, 2021).
Adoptar un sistema de gestión antisoborno basado en ISO 37001 aporta múltiples beneficios, entre los que destacan:
Implementar la norma ISO 37001 no solo ayuda a las organizaciones a prevenir y combatir el soborno, sino que también promueve una cultura ética y transparente. Aunque el proceso de implementación puede ser desafiante, los beneficios superan ampliamente los costos, especialmente en términos de cumplimiento normativo, reputación y sostenibilidad a largo plazo.
La clave para el éxito radica en un compromiso sólido por parte del Órgano de Gobierno y la alta dirección, una evaluación rigurosa de riesgos y la implementación de controles efectivos que se adapten a las particularidades de cada organización.
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